Desde cierto punto de vista, la computadora no es más que la expresión física de una serie de conceptos de tipo formal y matemático acerca de lo que podría llamarse la descriptibilidad del mundo, es decir, la posibilidad de describir, mediante palabras o símbolos, porciones de la realidad que se observan mediante los sentidos.
Por supuesto que cualquier persona tiene la capacidad de "tener el mundo en la cabeza" por medio de las descripciones que constantemente se hace de él.
Con el avance de las matemáticas, se hizo posible encontrar una forma de producir descripciones libres de ambigüedad, de manera tal que también fuera posible representar la descripción mediante un procedimiento explícito, que tuviera como fin lo que fue el inicio de la descripción original: la porción del mundo que se estaba observando.
Las descripciones se escriben para modelar algún aspecto de la realidad que se estudia, con el objetivo de representarla y recrearla posteriormente, en otro momento y en otro lugar. Esta capacidad única de armar mundos mediante palabras, que luego se interpretarán, se logra mediante un proceso que inicia con el análisis de lo que se desea estudiar, para pasar luego a escribir esa descripción en pseudocódigo y desembocar finalmente en la codificación utilizando algún lenguaje de programación. Lo que da sentido a todo es el hecho de que al final de esta cadena de sucesos hay una computadora con la capacidad de ejecutar el programa, con lo que entonces se representa la descripción original y nuevamente se le da vida, aunque ya no en el mundo cotidiano, sino en uno más reducido, compuesto por la memoria y el procesador.
